La Voz de Ituzaingó aportó el tipiado y digitalización del libro, autoría de Rolando Goyaud con colaboración del profesor Ricardo Castillo.

1536-1810


UNIDAD 3
PERIODO 1536-1810: CONQUISTA Y COLONIZACION
 JUAN DE GARAY Y LOS PRIMEROS REPARTOS DE TIERRAS EN LA ZONA OESTE
CARACTERISTICAS DEL PERIODO COLONIAL: LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS EN MORON Y MERLO
ALCALDES Y CURATOS
VIAS DE COMUNICACIÓN
PUENTE MARQUEZ

CONQUISTA Y COLONIZACION
Los años que siguieron al primer viaje de Cristóbal Colón en su búsqueda de una ruta marítima que uniese Europa con Asia y que finalizara con el descubrimiento de un nuevo continente, tuvieron         una trascendencia reveladora, mística, en la España del siglo XV y principios del XVI y que el cronista de Indias, López de Gomara, lo sintetizara como “la mayor cosa desde la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó, es el descubrimiento de este nuevo mundo que Indias se llama”.
A principios del siglo XVI ya conocido el continente americano en su vastedad, muchos españoles mayoritariamente de pocos recursos, emprendieron en el nuevo mundo una vida de conquista, procurando enriquecerse rápidamente y alcanzar un prestigio y poder que jamás detentaron en su tierra natal.
El descubrimiento del Río de la Plata por Juan Díaz de Solís en 1516, la expedición de Cortés en México en 1519 y las noticias sobre la existencia de grandes yacimientos e imperios ricos en metales preciosos, hicieron de estos viajes empresas atractivas para la ambición del conquistador europeo.
El Centro de Ciencia y Arqueología del Museo 
de Ituzaingó efectúa prospecciones en la ribera del río 
en la zona de Puente Márquez en busca de fósiles,
 vida aborigen y restos de la batalla de 1829.

La navegación por estas lejanas costas del marino portugués Hernando de Magallanes –al servicio de la corona de España-, permitió descubrir el paso interoceánico que lleva su nombre y pocos años después, en 1526, Sebastián Gaboto en busca del mítico país del rey blanco remontó el río Paraná y fundó el fuerte Sancti Spiritus, contribuyendo a fomentar el atractivo por las riquezas y el ascenso social rápido de una sociedad española que con el descubrimiento del nuevo continente alcanzó su esplendor económico y militar.
La conquista del Perú en 1532 y las innumerables noticias de fabulosos tesoros precedieron la llegada del adelantado don Pedro de Mendoza al Río dela Plata y con él la primera fundación de Buenos Aires en 1536. Sin embargo esta aventura que requirió casi el doble de hombres que los utilizados por Cortés y tantas pérdidas equivalentes a la conquista de México y Perú juntas, finalizó en un estrepitoso fracaso con una ciudad abandonada por la hambruna. (1) y (2)
El asiento fundado por Mendoza fue trasladado por Irala en 1541 a Asunción, para estar más cerca de las tierras de la plata en el cerro Potosí y continuar la conquista. (3)

(1) En la expedición militar de Pedro de Mendoza participaron aproximadamente 1.200 hombres, frente a los500 que requirió Cortés para someter a los aztecas en México, o los 100 de Pizarro para doblegar a los incas del Perú. A pesar de ello Mendoza no pudo establecerse en las tierras del Plata aunque la frustrada aventura produjo en la pampa y norte argentino, la baja de la mitad de sus hombres, cifra superior a la registrada en la conquista de Perú y México juntos.
(2)  La denuncia de la práctica de la antropofagia por parte de los aborígenes americanos, fue utilizada con insistencia por los cronistas y propagandistas de la conquista. Tan horrendas costumbres justificaban la conquista por parte del hombre blanco, en un continente como el europeo que aún no se sobreponía de su asombro ante la existencia de “un nuevo mundo”. Sin embargo para esta época, el canibalismo no resulta comprobable en las civilizaciones cruelmente sometidas por el español. Recordemos que en el Río de la Plata los relatos sobre la muerte de Solís devorado por indios, fue puesto en duda por el mismo Fray Bartolomé de las Casas (ver documentos 1 y 2), en tanto el cronista Ulrico Schmidl describe como la hambruna de los hombres de Mendoza llevó a que se comieran los cuerpos de los desafortunados expedicionarios muertos antes. Estos hechos que sí involucran al hombre civilizado y evangelizador pasaron poco difundidos hasta el presente.
Buenos Aires fundado por Pedro de Mendoza.
 Según Schmidel era en 1536 un campamento rodeado por 
el peligro indígena. (Ulrico Schmidel 1536)

(3) Varios fueron los interesados por realizar la expedición al Río de Solís como se llamaba por entonces al Río de la Plata. Pero el Acta de Capitulación firmada por el rey Carlos V en Toledo en 1534, por el cual se designaba adelantado con los gastos de la expedición a su costa, recayó en don Pedro de Mendoza. Este hombre nacido a principios del siglo XVI en Granada y perteneciente a una familia de ilustre ascendencia acompañó desde muy joven al rey como paje. Su inexperiencia en actividades de armas la suplió con una sólida herencia y una vida en las cortes que le posibilitaron organizar una expedición acorde para “conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el Río de Solís que llaman de la Plata, donde estuvo Sebastián Caboto y por allí calar y pasar la tierra hasta llegar a la mar del sur”.
No menos importante que la búsqueda de metales preciosos resultaba establecer un puerto interoceánico que permitiera,  a través de ríos y tierra adentro, comunicarse con el Virreynato del Perú y también establecer un asentamiento definitivo ante las pretensiones portuguesas en la zona. Pero fue desde el Perú que tuvo lugar la expansión territorial al sur tanto hacia Chile como Tucumán, en busca de nuevas tierras ricas en metales y procurando alcanzar una vía de comunicación más adecuada para trasladar las inmensas riquezas a España.
Por ello la expedición de Mendoza tuvo la importancia fundamental de establecer un puerto en el Río de la Plata. No menos importancia alcanzó haber aportado el primer contingente significativo de pobladores, incluyendo mujeres y también caballos y vacunos. Estos últimos en el período comprendido entre la partida de Mendoza y la segunda fundación por Juan de Garay en 1580 de la ciudad de la Santísima Trinidad, alcanzaron una proporción enorme al criarse libremente en la llanura pampeana. Su presencia en la expedición de Mendoza, al igual que la gran cantidad de hombres que integraban su fuerza, remarca  el carácter guerrero de la empresa, que pretendía establecer su supremacía sobre el aborigen americano. De esta fecha data el enfrentamiento de Corpus Christi entre los invasores y los orgullosos querandíes.
En el contingente de Mendoza venía un mercenario bávaro, Ulrico Schmidl que se destacó por escribir la primer crónica del Río de la Plata. En ella describió pormenorizadamente los sucesos de la frustrada expedición.
Resultan valiosísimos sus relatos acerca del contacto con los querandíes: “Hemos encontrado allí en esta tierra un pueblo de indios llamados carendis, eran unos tres mil hombres con sus mujeres y sus hijos. Nos trajeron pescado y carne para comer…”
Con la segunda fundación de Buenos Aires se concreta el objetivo dela corriente conquistadora que proveniente del norte pretendía establecer un puerto de ultramar. Así se lo manifestó Garay en una de sus cartas al rey con la expresión “abrir puertas a la tierra”.
A fines de junio de 1536 los querandíes atacaron a Buenos Aires 
e incendiaron casas y naves. (Ulrico Schmidel 1536)

De esta forma, en las postrimerías del siglo XVI la conquista llegaba a su fin, dominando la corona de España territorios que iban de México al norte hasta el Paso de Magallanes al sur, con un poder político, militar y religioso sólidamente establecido e iniciando un nuevo proceso, esta vez el de colonialización de las nuevas tierras americanas.
Como hemos visto, el territorio argentino al igual que todo el territorio americano, estuvo habitado por pueblos autóctonos mucho antes de la llegada de los europeos. Particularmente en la llanura bonaerense la llegada de los españoles fue recibida por aborígenes querandíes a los cuales también les tocó “descubrir” una nueva civilización, en este caso de hombres blancos, aunque tal descubrimiento no tuvo el carácter revelador que por entonces se le dio en Europa al nuevo continente. La humildad y hospitalidad del hombre americano pronto sucumbióante la fuerza destructiva de los nuevos pobladores.(4)
(4) Al respecto, el padre Juan Presas rescata de las actas del Cabildo de Buenos Aires que “la gran cantidad de indios alterados, salteadores y fugitivos que están alzados en jurisdicción de esa provincia y puerto, y otras partes a ellos circunvecinos, dando lugar a muchos daños y muertes de españoles” por la cual el Procurador General solicitó a la autoridad resuelva “sobre el castigo que se debe hacer a los indios serranos que acostumbran venir a esta jurisdicción y estancias, donde han hecho diferentes robos y muertes”.

JUAN DE GARAY Y LOS PRIMEROS REPARTOS DE TIERRAS EN LA ZONA OESTE
Con la segunda fundación de Buenos Aires en un lugar muy próximo al que lo hiciera Pedro de Mendoza, Garay procedió al reparto de tierras entre sus compañeros. También señaló la ubicación de la plaza, sitios públicos y procedió a la designación de las autoridades acorde al procedimiento establecido en las leyes y tradiciones castellanas.
El reparto de tierras en chacras y estancias abarcó un territorio comprendido al norte por  la desembocadura del Río de las Conchas y hacia el sur el actual pueblo de Magdalena; hacia el oeste los que luego serían los pagos de Luján, Matanza y Las Conchas. (5)
A don Gonzalo Martel de Guzmán le tocaron tierras desde la boca del Río de la Trinidad hasta el Riachuelo de las Conchas y por tierra adentro una legua y media. (6)
En la zona de Morón recibió tierras por vez primera Juan Ruiz en un total de tres mil varas de frente en los pagos de Luján. Fue la primer merced de tierras en la zona oeste y por el testamento de quien fuera su esposa doña Bernardina Guerra, con fecha 1638 sabemos que le correspondió: “Una suerte de tierra para estancia en la jurisdicción de esta ciudad en la cañada que dicen de Juan Ruiz por media legua de frente y con una legua de largo hacia la ciudad”. Estas tierras que incluían la Cañada de Juan Ruiz, actual arroyo Morón, pasaron en los años siguientes por sucesión a sus hijos y finalmente a la Compañía de Jesús. (7)
Fue Juan Ruiz el primer molinero de Buenos Aires y también de los primeros encomenderos luego de la derrota en 1583 del cacique Telomian Condie, a orillas del Riachuelo de los Navíos a cuatro leguas de su desembocadura en el Plata.
La cercanía del camino real y la existencia de un oratorio 
impulsó a don Francisco Merlo en 1738 a gestionar la 
fundación de un pueblo que primero se llamó 
Villa de San Antonio del Camino y posteriormente Merlo. 
(Michenzi 1996)

En las suertes otorgadas por Garay y sus sucesores se destacó la necesidad de desarrollar la labor agrícola, en especial el cultivo del trigo. Estos se realizaron fuera de la traza del área urbana, es decir en chacras y estancias.
En este período la producción triguera era escasa, a tal punto que se traía de Córdoba, Tucumán e incluso se importaba.
(5) La designación con el nombre Río de las Conchas surge por primera vez en estos documentos de repartos de tierras y tenía origen en una “gran multitud de conchas que realmente se crían en sus orillas”.
(6) Vara es una unidad de longitud equivalente a 0,83 metros, en tanto legua equivale a 5.572 metros.
(7) Juan Ruiz, nacido en Asunción fue un soldado destacado en la expedición de Juan de Garay y era hijo de otro conquistador, Juan Ruiz de Ocaña, que había llegado a América en la expedición de Pedro de Mendoza.

LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS EN MORON Y MERLO
Una de las primeras preocupaciones de las autoridades fue garantizar la defensa de la ciudad. Por ello se la circundó militarmente aprovechando los relieves del terreno y utilizando las alturas de las lomadas para establecer guardias, que en simples fortificaciones con mangrullo, dieran la voz de alerta ante la presencia en las cercanías del poblado, de los temibles e indómitos aborígenes.
Fue entre 1600 y 1614 como demostró el historiador José Torre Revello que durante la gestión del gobernador Hernandarias, en la zona de Morón se levantó un destacamento militar. Instalado sobre una loma o “morón”, con el transcurso del tiempo perdió importancia ya que la línea de frontera se fue ampliando constantemente, dando paso poco después, a una posta que fue la primera a la salida de Buenos Aires y que funcionó junto al arroyo y fortín.
Pronto el fortín y posta como se conoció a Morón, se complementó con una ermita que consagrada a la Virgen Inmaculada del Buen Viaje, congregó a numerosos paisanos, viajeros y peregrinos. (8)
Hacia 1865 el capitán Diego Morón recibió una fracción de tierras próximas a la  Cañada de Juan Ruiz, y sus hijos alrededor de 1710 instalaron junto al arroyo un molino o atahona. Este alcanzó gran popularidad en la zona por lo cual algunos estudiosos, como el padre Juan Presas, llegaron a afirmar que el nombre del poblado de Morón tendría origen en esta familia.
En 1754 en La Matanza, se produjo el último malón que tuvo lugar en la zona. Don Cristóbal Cabral de Melo se enfrentó al cacique Yaite en una sangrienta batalla que terminó con la rendición de los querandíes y de lo que se da testimonio en el acta de fundación de la catedral Nuestra Señora del Buen Viaje de Morón.
También en ese mismo año por despacho del rey Fernando VI el gobernador de Buenos Aires, don José de Andonaegui entregó al capitán español don Diego Rodríguez Flores por servicios prestados a la corona, una “suerte” de tierra de aproximadamente 482 hectáreas ubicadas entre el Río de las Conchas y la Cañada de Juan Ruiz, en una extensión que por ubicación y superficie, luego correspondería al pueblo de Ituzaingó.
Años después, en 1805 el militar español vendió estas tierras en la suma de 22 reales a su sobrina doña Melchora Romero, la cual habiendo enviudado y no pudiendo afrontar el pago de las cuotas por la compra de los terrenos, transfiere hacia 1811 en la suma de 40 reales, la propiedad a su hijo mayor don Francisco Ponce de León.
los caminos reales en tiempos de la colonia.

En 1776 se edificó una capilla en el paraje de la Cañada de Morón por lo cual se trasladó la sede parroquial de Merlo. Era sin duda un lugar más transitado y mejor ubicado en la enorme extensión del por entonces curato del pago de La Matanza. El lugar elegido para levantar la parroquia fue una lomada donde existió un fortín y luego se ubicó la catedral de Morón. En los años subsiguientes funcionó junto a la capilla un cementerio, aunque del fortín y del oratorio próximo al arroyo, ya no quedaban rastros.
Se destaca que Juan Antonio de Merlo –hijo de Francisco Merlo y cura de la capilla creada por su padre- sucedió al doctor Francisco Javier Moraga, quien fuera el primer cura de la parroquia de Morón. Por ello al referirse a la iglesia de Morón es frecuente encontrar en documentos y referencias de la época que se lo llamase “Oratorio de Merlo”.
En tanto Francisco Merlo, oriundo de Sevilla, fue quien habiendo adquirido una estancia en los pagos de Las Conchas, levantó una capilla. Ello lo hacía en cumplimiento de  un acuerdo con un amigo muerto, don Francisco Sánchez Botija. Dice Merlo en su testamento con fecha 4 de mayo de 1756 que siendo albacea de su amigo fallecido en 1729, compró con los bienes por él administrados, una estancia en dicho lugar e hizo construir una iglesia a la Santísima Virgen del Camino y fundó un hospicio llamado San Ramón para habitación de ocho religiosos de la Merced, a cuyo cuidado quedaba la iglesia.
La capilla fue habilitada para los oficios religiosos en la Semana Santa de 1730 y procuró desde un primer momento, servir de posta para los viajeros que se dirigían al norte y a Chile.
Tal intención de Merlo se evidencia en el nombre escogido, Nuestra Señora de la Concepción del Camino, aunque también estuvo dedicado a San Antonio de Padua, patrono del fundador. Durante más de cuarenta años sirvió esta capilla como iglesia parroquial dela zona y fue la primera que interinamente funcionó en el curato del pago de La Matanza.
Hacia 1738 inició el tenaz Francisco de Merlo, las gestiones ante el Cabildo de Buenos Aires para fundar allí una villa que llevara su nombre. El malón que el 19 de noviembre de 1740 asoló la zona y su proximidad con la capilla reforzó dicha solicitud.
La cercanía del Camino Real y la existencia de un oratorio, favoreció su rápido poblamiento alrededor de una posta que permitió un descanso reparador a innumerables viajeros y el ruego a la Santidad Protectora del Camino.
La zona de Ituzaingó era la más adecuada para pasar la noche antes 
de iniciar el cruce del río. Michenzi 1996.

Sabemos que hacia 1742, por acta del escribano José Ezquibel, el vecindario estaba integrado por quince familias y que el 31 de agosto de 1754 se expidió una real cédula por la cual se autorizaba legalmente la fundación del pueblo. El 7 de agosto de 1755 el gobernador José de Andonaegui designaba al nuevo poblado con el nombre de Villa de San Antonio del Camino. Sin embargo la muerte de su fundador en 1758 demoró por algunos años el desarrollo de este pueblo. (Documento 4)


DOCUMENTO 4. “En esta Villa de San Antonio del Camino, siete leguas de Buenos Aires, a 28 de agosto de 1755, Yo, Francisco de Merlo, vecino de dicha Ciudad y dueño de esta Villa, digo que por cuanto Real Cédula de su Majestad (que Dios guarde), fecha a 31 de agosto del año pasado de 1754, expresa su Majestad la satisfacción con que queda del servicio de esta población, quedando muy inclinado y dispuesto para facilitar cuantos auxilios sean necesarios y conducentes a la perfección de esta obra tan de Real agrado, el cual dicho pueblo se ha de intitular la Villa de San Antonio de Camino; y siendo mi ánimo acabar la construcción de esta Villa por el presente hago saber a todas las personas que quieran poblar en ella hasta el número de cincuenta familias, con las que actualmente se hallan pobladas ocurran a mí y en mi ausencia, al doctor Juan Antonio de Merlo, mi hijo, cura y vicario de este Partido, en el término de un mes desde hoy para que se les señale el terreno de veinte varas de frente y setenta de fondo, para en ella hacerles a cada uno su casa… las dichas casas les daré títulos de propiedad de dichos terrenos; y les relevo por tres años de los derechos parroquiales, quedando yo a satisfacerlos; así mismo se nombrará Juez que los gobierne como también un Capitán a cuyas órdenes estén prontos para salir a cualquier acontecimiento de los infieles pampas que vengan a hostilizar estos parajes; y para que lo referido llegue a noticia de todos se publicará este auto en la plaza de esta Villa”.
Para aliviar el peso de las carretas, los troperos cargaban con mercaderías 
una vejiga de cuero inflada y con caballos la arrastraban
 flotando por el río. Michenzi 1996
(8) Respecto al nombre de la capilla y su relación con la existente en Merlo, el padre Juan Presas demostró en sus valiosos estudios que el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires al crear las parroquias en 1730, no definió sobre el patronazgo y titular de las mismas, dejando que cada lugar venerase al patrono de su devoción.
En la capilla de Merlo se honraba a la Concepción del Camino, quedando ella como titular al mudarse la sede de la iglesia parroquial y trasladarse a la Cañada de Morón, donde conservó el título de “Inmaculada Concepción”, pero modificó la segunda advocación por “Buen Viaje”, operándose este cambio a fines de 1776.

ALCALDES Y CURATOS
A partir de 1776 el Cabildo de Buenos Aires comenzó a designar a los funcionarios que administrarían autoridad en la campaña. Estos cargos que cambiaron varias veces de nombre, quedaron afectados al cumplimiento de directivas e instrucciones del poder central y después de 1810, producida la emancipación de las colonias, pasaron a depender del gobierno patrio.
Originariamente entre 1766 y 1785 se los designó como funcionarios de campaña, desde 1785 recibieron el nombre de alcalde de la Santa Hermandad y a partir de un decreto del 24 de diciembre de 1821, el cargo será designado como “Juez de Paz”. La vida religiosa de la ciudad y sus alrededores era, hasta entrado el siglo XVIII, regida por los curas rectores de la Catedral de Buenos Aires.
En 1730 el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires elevó al gobernador Zabala, una nota en la que señalaba la conveniencia de dividir el curato ante el crecimiento de la población y la jurisdicción que atendía. El 6 de octubre de ese año, el cabildo resolvió la creación de parroquias en todos los pagos que por la distancia no podían ser atendidos desde la ciudad. Por ello quedaron conformados los siguientes curatos: primero el curato del pago de Magdalena, que comenzaba a orillas del Riachuelo, hacia el sur; segundo el curato del pago de La Matanza que incluía el pago de Las Conchas, fijando como parroquia interina la capilla de Merlo; tercero el curato del pago de la Costa o Monte Grande; cuarto el curato del pago de Luján; quinto el curato del pago de Areco y finalmente sexto el del pago de Arrecifes.
En cuanto al segundo curato, el de Matanza, debemos hacer notar que si bien los límites utilizados en aquella época resultaban un tanto imprecisos, abarcaba desde el Riachuelo hasta el Río de Las Conchas, pasando por el arroyo Morón también conocido como Cañada de Juan Ruiz o Cañada de Oliva por ser estos propietarios de chacras en sus inmediaciones.
Los ríos eran cruzados por carros con grandes ruedas. (Alberico Isola)


VOCABLOS AUTOCTONOS:
Dormida: paraje que los reseros o viajeros utilizaban para descansar.
Pago: extensión rural donde existía escasa población, cuyos límites poco precisos eran generalmente cauces fluviales o relieves destacados del terreno.
Vado: lugar de poca profundidad por donde se cruzaba el río.
Atahona: lugar de molienda de grano de trigo.
Posta: Lugar en los caminos donde se cambiaban caballos y hasta se podían albergar a los viajeros. Estaba a cargo de vecinos conocidos como maestros de postas.
Huella: camino.
Rastrillada: eran los caminos que iban haciendo los indios a través del campo en sus constantes recorridas.
Arreo: traslado de ganado.

VIAS DE COMUNICACIÓN:
La legislación española del período colonial era previsora en lo que se refería a caminos, ya que determinaba la necesidad de trazarlos entre los pueblos que se creasen.
El trazado de caminos será el resultado del tránsito diario, como asimismo, de las variaciones resultantes de sortear las irregularidades del terreno, inundaciones, etc.
La zona oeste comprendía desde los tiempos del virreynato, las tierras ubicadas en la extensión formada por los ríos llamados de La Matanza hasta Luján y por otro lado el oeste de la antigua ciudad de Buenos Aires (hoy barrio de Caballito) y las orillas del río Salado.
Estos territorios denominados pagos tenían límites poco precisos y por lo general contaban con un curso de agua de cierta importancia. Las costas de los ríos eran los lugares más propicios para el desarrollo de los asentamientos rurales. Así se fueron formando el pago de La Matanza en la prolongación del  Riachuelo de los Navíos, el de Las Conchas sobre la cuenca del río del mismo nombre, el de Luján y tantos otros.
La denominación oeste hasta la actualidad está originada en la ubicación de esta zona respecto a la ciudad de Buenos Aires y la vastedad de su extensión estaba solo limitada por los espacios de frontera en tiempos de la colonia.
El territorio que comprendía la Villa de Morón y su zona de influencia era atravesado con dirección oeste-este por dos cauces fluviales significativos: el río Reconquista y el Arroyo Morón, que desemboca en su margen derecha. También varios caminos oficiales y vecinales recorrían la zona y su utilización e importancia estaban condicionados por los cauces de estos ríos.
Desde el siglo XVII, los caminos reales conducían de Buenos Aires a los territorios de Chile y Perú, como también al norte y litoral del  Virreynato del Río de la Plata. Morón era la primera posta en el camino, de parada obligada, que unía al centro y puerto del Virreynato con el resto de las colonias españolas. Por el tiempo que demandaba llegar desde los Corrales de Miserere hasta la orilla del Río Recoquista, la zona de Ituzaingó era la más adecuada para pasar la primer noche antes de iniciar el cruce del río. En tanto pocos kilómetros más adelante en el oratorio de Merlo se acostumbraba a realizar una nueva parada.
Testimonia Calixto Bustamante o Concolorcorvo en “El lazarillo de ciegos caminantes” publicado por primera vez en 1773, que “se arribaba a la Villa de Luján por dos rutas, de catorce y dieciocho leguas respectivamente”. Una de ellas –a la cual nos referiremos- pasaba por la capilla de Merlo y luego se dirigía hacia Areco y Arrecifes, siendo la posta de Morón su primer parada de abastecimiento de comidas, caballos, descanso y encomendación a Nuestra Señora rogándole protección y un buen viaje.
Contaba el camino hacia Chile y Perú con las siguientes postas en la provincia de Buenos Aires: Cañada de Morón, Luján, Cañada de Escobar, Cañada de la Cruz, Areco, Chacra de Ayala, Arrecifes, Fontezuelas, Arroyo de Ramallo y Arroyo del Medio.
Los caminos y postas establecidos fueron motivo de control por las Guardias de Blandengues en su tenaz lucha frente al contrabando. Por vía terrestre se destacó la guardia junto al Río Luján, favorecida por ser este lugar de registro de carretas desde 1663.
Por vía fluvial el Río de las Conchas era recorrido por una guardia costera que vigilaba particularmente el tráfico en las islas del Paraná y los pueblos aledaños al río.
De Buenos Aires cuatro caminos salían rumbo al interior del Virreynato: desde el oeste eran dos, que luego se bifurcaban más adelante. Uno se dirigía hacia Mendoza y el otro con dirección norte entroncaba con el viejo Camino del Inca que conducía hacia el Perú.
Un tercero, desde el norte se dirigía al Paraguay, bordeando las costas del Paraná y finalmente desde el sur el peligroso camino que conducía a Magdalena y Chascomús.
Dos medidas, una la del 5 de septiembre de 1715, por el gobernador de Buenos Aires, don Baltasar García Ros, quien expidió un bando estableciendo normas para el despacho de chasquis y la otra, el proyecto de establecer correos ordinarios en las provincias del Río de la Plata, Paraguay y reino de Chile por bando del 31 de diciembre de 1717 de Francisco Antonio Martínez de Salas, confirma la existencia de un Camino Real entre Buenos Aires y los “reinos de arriba”.
Un primer camino oficial, luego conocido como Camino Viejo, se dirigía de Buenos Aires hacia Córdoba. Salía de la ciudad hacia San Isidro, cruzaba el Río de las Conchas en el Paso Morales. Con esa denominación sirvió desde 1723 como límite entre los partidos de Morón y San Isidro y se conectaba con la Villa de Morón por la huella de Paso Morales (posteriormente Avenida Vergara). Seguía el camino hacia la localidad de Pilar y luego con sentido norte, remontando el curso del Paraná llegaba hasta Santa Fe. A la altura del Río Carcarañá torcía un ramal al oeste que se dirigía a Córdoba.
Abandonado a causa de los pantanos próximos al cauce del Río Reconquista, el gobierno de José Martínez de Salazar en 1663 lo cerró oficialmente, obligando a tomar en este tramo el Camino Nuevo.
Este camino cuyo trazado oficial se aproxima bastante a la actual Ruta Nacional Nº 8 se unía a la altura de Pilar-San Antonio de Areco, con el proveniente de Morón-Luján, mientras que el Camino Nuevo, hasta 1810 uno de los caminos reales en la zona, seguía con bastante similitud el trazado dela actual Avenida Rivadavia que también era conocido en el siglo XIX como Camino de Macadam y que se dirigía hacia Córdoba, provincias del norte, Cuyo, Chile y Perú.
Este Camino Nuevo cruzaba la Villa de Morón, primer posta en el camino y el Río de las Conchas en el Paso del Rey. Fue descubierto por Rodrigo Ortiz de Zárate en 1587 y oficializado en 1663, tránsito obligado en las incursiones militares contra el malón; derrotero de los prisioneros ingleses luego de las frustradas invasiones, en su viaje de confinamiento en localidades del interior (dando origen involuntariamente a los primeros grupos de colonos ingleses en territorio argentino); varias veces recorrido por los ejércitos libertadores de Belgrano y San Martín; camino de peregrinación a Luján en busca de la Virgen Gaucha. (9)
Resultaba más corto, transitable por la firmeza del terreno y seguro que el Camino Viejo, por loque terminó siendo el preferido mucho antes de su oficialización y del cierre definitivo del Camino Viejo.
Pero la zona oeste no sólo era transitada por los caminos oficiales sino que otros, de carácter vecinal, fueron progresivamente estableciéndose al punto de llegar a desplazar a los anteriores.
Tal es el caso del Camino de Gaona que tenía origen en el barrio de San José de Flores. En esa localidad estaban radicados los Gaona, cuya capilla fue utilizada provisoriamente cuando se fundó la parroquia de San José de Flores. Esta destacada familia poseía tierras en Morón y el camino que unía las propiedades de Buenos Aires y Morón conformó un camino vecinal, de carácter privado pero de uso público. (10)
El Puente de Márquez, hizo de este camino el más transitado, ya que permitía el cruce seguro del  Río de las Conchas, por lo que se produjo el desplazamiento progresivo en esta zona del camino oficial, el cual tenía la desventaja que el cruce del río en el vado conocido como Paso del Rey, quedaba con frecuencia interrumpido por las crecientes.
Otros caminos que atravesaban el lugar fueron el de Santa Rosa y el que se dirigía hacia Pontevedra, Marcos Paz y luego a Navarro (sitios conocidos como pagos de Bajo Hondo y Zemborain), bordeando el río y atravesando la Posta de Pardo.

(9) El santuario de la virgen de Luján era conocido también en Córdoba, Catamarca, Santa Fe y la Banda Oriental desde donde acudían numerosos peregrinos, también llamados romeros o novenantes. Si bien la peregrinación se realizaba todo el año, cada 8 de diciembre, fiesta patronal de la Inmaculada Concepción, el camino resultaba mucho más transitado.
(10) Se ha interpretado erróneamente que el origen del nombre del camino de Gaona surgiría por Calixto Ruiz de Gauna, chasqui que en 1810 utilizó esta ruta en su trayecto desde Salta a Buenos Aires, siendo portador de las novedades del ejército patriota en el norte. El error queda demostrado en que el nombre Gauna no coincide con Gaona, que las propiedades de Gaona anteceden al camino mismo y que fundamentalmente la denominación de Gaona ya la encontramos en las actas del Cabildo de Buenos Aires de 1771 cuando otorgaba a Pedro Márquez autorización para construir un puente.

PUENTE DE MARQUEZ
En 1771 el Cabildo de Buenos Aires aprobó la solicitud del vecino Pedro Márquez, para construir un puente en tierras de su propiedad, a su cargo y mantenimiento, cobrando derechos de pontazgo, el cual rápidamente demostró su utilidad facilitando el cruce del río.
El puente fue concluido en 1773 y construido totalmente en sólida madera y gruesos postes de ñandubay. La familia de Márquez conservó la administración del mismo durante varios años y luego fueron sucedidos por otros vecinos.
Este puente hizo del Camino de Gaona el más transitado. Junto a él se establecieron postas, a cargo de un maestro de postas, que tenían por objeto proveer caballos y postillones a los viajeros (los acompañaban y retornaban con los caballos). También permitieron el establecimiento de un servicio de mensajería que con el transcurrir del tiempo sufrió algunas modificaciones e incluso fue trasladado cien metros de su emplazamiento original en dirección noreste, alcanzando los veintisiete metros de longitud y seis de ancho. (11)

(11) Las primeras postas que funcionaron en las inmediaciones del Puente Márquez fueron las de Pardo y la que fundó don Manuel de Basabilvaso, administrador de Correos en la década del 80 del siglo XVIII.