La Voz de Ituzaingó aportó el tipiado y digitalización del libro, autoría de Rolando Goyaud con colaboración del profesor Ricardo Castillo.

1536-1810. CONQUISTA Y COLONIZACION

Los años que siguieron al primer viaje de Cristóbal Colón en su búsqueda de una ruta marítima que uniese Europa con Asia y que finalizara con el descubrimiento de un nuevo continente, tuvieron         una trascendencia reveladora, mística, en la España del siglo XV y principios del XVI y que el cronista de Indias, López de Gomara, lo sintetizara como “la mayor cosa desde la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó, es el descubrimiento de este nuevo mundo que Indias se llama”.
A principios del siglo XVI ya conocido el continente americano en su vastedad, muchos españoles mayoritariamente de pocos recursos, emprendieron en el nuevo mundo una vida de conquista, procurando enriquecerse rápidamente y alcanzar un prestigio y poder que jamás detentaron en su tierra natal.
El descubrimiento del Río de la Plata por Juan Díaz de Solís en 1516, la expedición de Cortés en México en 1519 y las noticias sobre la existencia de grandes yacimientos e imperios ricos en metales preciosos, hicieron de estos viajes empresas atractivas para la ambición del conquistador europeo.
El Centro de Ciencia y Arqueología del Museo 
de Ituzaingó efectúa prospecciones en la ribera del río 
en la zona de Puente Márquez en busca de fósiles,
 vida aborigen y restos de la batalla de 1829.

La navegación por estas lejanas costas del marino portugués Hernando de Magallanes –al servicio de la corona de España-, permitió descubrir el paso interoceánico que lleva su nombre y pocos años después, en 1526, Sebastián Gaboto en busca del mítico país del rey blanco remontó el río Paraná y fundó el fuerte Sancti Spiritus, contribuyendo a fomentar el atractivo por las riquezas y el ascenso social rápido de una sociedad española que con el descubrimiento del nuevo continente alcanzó su esplendor económico y militar.
La conquista del Perú en 1532 y las innumerables noticias de fabulosos tesoros precedieron la llegada del adelantado don Pedro de Mendoza al Río dela Plata y con él la primera fundación de Buenos Aires en 1536. Sin embargo esta aventura que requirió casi el doble de hombres que los utilizados por Cortés y tantas pérdidas equivalentes a la conquista de México y Perú juntas, finalizó en un estrepitoso fracaso con una ciudad abandonada por la hambruna. (1) y (2)
El asiento fundado por Mendoza fue trasladado por Irala en 1541 a Asunción, para estar más cerca de las tierras de la plata en el cerro Potosí y continuar la conquista. (3)

(1) En la expedición militar de Pedro de Mendoza participaron aproximadamente 1.200 hombres, frente a los500 que requirió Cortés para someter a los aztecas en México, o los 100 de Pizarro para doblegar a los incas del Perú. A pesar de ello Mendoza no pudo establecerse en las tierras del Plata aunque la frustrada aventura produjo en la pampa y norte argentino, la baja de la mitad de sus hombres, cifra superior a la registrada en la conquista de Perú y México juntos.
(2)  La denuncia de la práctica de la antropofagia por parte de los aborígenes americanos, fue utilizada con insistencia por los cronistas y propagandistas de la conquista. Tan horrendas costumbres justificaban la conquista por parte del hombre blanco, en un continente como el europeo que aún no se sobreponía de su asombro ante la existencia de “un nuevo mundo”. Sin embargo para esta época, el canibalismo no resulta comprobable en las civilizaciones cruelmente sometidas por el español. Recordemos que en el Río de la Plata los relatos sobre la muerte de Solís devorado por indios, fue puesto en duda por el mismo Fray Bartolomé de las Casas (ver documentos 1 y 2), en tanto el cronista Ulrico Schmidl describe como la hambruna de los hombres de Mendoza llevó a que se comieran los cuerpos de los desafortunados expedicionarios muertos antes. Estos hechos que sí involucran al hombre civilizado y evangelizador pasaron poco difundidos hasta el presente.
Buenos Aires fundado por Pedro de Mendoza.
 Según Schmidel era en 1536 un campamento rodeado por 
el peligro indígena. (Ulrico Schmidel 1536)

(3) Varios fueron los interesados por realizar la expedición al Río de Solís como se llamaba por entonces al Río de la Plata. Pero el Acta de Capitulación firmada por el rey Carlos V en Toledo en 1534, por el cual se designaba adelantado con los gastos de la expedición a su costa, recayó en don Pedro de Mendoza. Este hombre nacido a principios del siglo XVI en Granada y perteneciente a una familia de ilustre ascendencia acompañó desde muy joven al rey como paje. Su inexperiencia en actividades de armas la suplió con una sólida herencia y una vida en las cortes que le posibilitaron organizar una expedición acorde para “conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el Río de Solís que llaman de la Plata, donde estuvo Sebastián Caboto y por allí calar y pasar la tierra hasta llegar a la mar del sur”.
No menos importante que la búsqueda de metales preciosos resultaba establecer un puerto interoceánico que permitiera,  a través de ríos y tierra adentro, comunicarse con el Virreynato del Perú y también establecer un asentamiento definitivo ante las pretensiones portuguesas en la zona. Pero fue desde el Perú que tuvo lugar la expansión territorial al sur tanto hacia Chile como Tucumán, en busca de nuevas tierras ricas en metales y procurando alcanzar una vía de comunicación más adecuada para trasladar las inmensas riquezas a España.
Por ello la expedición de Mendoza tuvo la importancia fundamental de establecer un puerto en el Río de la Plata. No menos importancia alcanzó haber aportado el primer contingente significativo de pobladores, incluyendo mujeres y también caballos y vacunos. Estos últimos en el período comprendido entre la partida de Mendoza y la segunda fundación por Juan de Garay en 1580 de la ciudad de la Santísima Trinidad, alcanzaron una proporción enorme al criarse libremente en la llanura pampeana. Su presencia en la expedición de Mendoza, al igual que la gran cantidad de hombres que integraban su fuerza, remarca  el carácter guerrero de la empresa, que pretendía establecer su supremacía sobre el aborigen americano. De esta fecha data el enfrentamiento de Corpus Christi entre los invasores y los orgullosos querandíes.
En el contingente de Mendoza venía un mercenario bávaro, Ulrico Schmidl que se destacó por escribir la primer crónica del Río de la Plata. En ella describió pormenorizadamente los sucesos de la frustrada expedición.
Resultan valiosísimos sus relatos acerca del contacto con los querandíes: “Hemos encontrado allí en esta tierra un pueblo de indios llamados carendis, eran unos tres mil hombres con sus mujeres y sus hijos. Nos trajeron pescado y carne para comer…”
Con la segunda fundación de Buenos Aires se concreta el objetivo dela corriente conquistadora que proveniente del norte pretendía establecer un puerto de ultramar. Así se lo manifestó Garay en una de sus cartas al rey con la expresión “abrir puertas a la tierra”.
A fines de junio de 1536 los querandíes atacaron a Buenos Aires 
e incendiaron casas y naves. (Ulrico Schmidel 1536)

De esta forma, en las postrimerías del siglo XVI la conquista llegaba a su fin, dominando la corona de España territorios que iban de México al norte hasta el Paso de Magallanes al sur, con un poder político, militar y religioso sólidamente establecido e iniciando un nuevo proceso, esta vez el de colonialización de las nuevas tierras americanas.
Como hemos visto, el territorio argentino al igual que todo el territorio americano, estuvo habitado por pueblos autóctonos mucho antes de la llegada de los europeos. Particularmente en la llanura bonaerense la llegada de los españoles fue recibida por aborígenes querandíes a los cuales también les tocó “descubrir” una nueva civilización, en este caso de hombres blancos, aunque tal descubrimiento no tuvo el carácter revelador que por entonces se le dio en Europa al nuevo continente. La humildad y hospitalidad del hombre americano pronto sucumbióante la fuerza destructiva de los nuevos pobladores.(4)
(4) Al respecto, el padre Juan Presas rescata de las actas del Cabildo de Buenos Aires que “la gran cantidad de indios alterados, salteadores y fugitivos que están alzados en jurisdicción de esa provincia y puerto, y otras partes a ellos circunvecinos, dando lugar a muchos daños y muertes de españoles” por la cual el Procurador General solicitó a la autoridad resuelva “sobre el castigo que se debe hacer a los indios serranos que acostumbran venir a esta jurisdicción y estancias, donde han hecho diferentes robos y muertes”.